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Ahora hay una manera de devolver el golpe a aquellos pasajeros irritantes que logran arruinar lo que de otro modo habría sido un vuelo agradable. La idea es nueva, a menos que ya hayas oído hablar de ella antes.
En tierra hay soluciones. En un restaurante, si un niño insiste en tirarte su comida, puedes pedir otra mesa, o hasta ir a otro restaurante (suponiendo que el niño no es tuyo). En un avión, no será tan fácil. En un hotel, la recepción mandará  ayuda si los huéspedes de la habitación vecina se vuelven demasiado ruidosos. ¿Pero qué  puedes hacer al respecto con los viajeros bulliciosos en un avión? Una sobrecarga puede tratar de callarlos, pero ella puede ser  pequeña y ellos grandes...
La angustia en el cielo puede comenzar desde el embarque cuando el pasajero delante de ti intenta  meter una maleta grande en un compartimento pequeño, o si tiene equipaje de tamaño razonable, pero descubre que todos los compartimentos están llenos.
Una vez en el aire, tu mayor preocupación puede ser si el pasajero sentado atrás de ti va a seguir pateando tu asiento o si el que está delante desea  reclinar el suyo hasta el punto que tus piernas estarán casi aplastadas mientras su cabeza se sitúa tentadoramente cerca de tu pecho. Tus protestas pueden ser ignoradas, pero tirar café caliente sobre el latoso no es recomendable. Un jugo de naranja frío sería otra opción.
Consideremos ahora la posibilidad de un  viajero con pies cansados que arroja primero los calcetines y luego los zapatos, tal vez abanicando los dedos de los pies encima del asiento de enmedio si se encuentra vacío. Algunos chicos se llegan a quitar las  camisas y hasta  camisetas para mayor comodidad. Sin embargo, pueden molestar menos que los insoportables que sienten que hablar contigo es una buena manera de pasar las próximas horas en la estratósfera. Las madres obligadas a calmar bebés son dignas de lástima, pero quien puede sentir simpatía por la señora que usa la charola del asiento para cambiar el pañal de su bebé y luego deposita lo que está sucio en el bolsillo del asiento?
Una forma de evitar estos riesgos es pagando más. Las aerolíneas a menudo compiten tratando de ofrecer las tarifas más bajas y esas tarifas tan bajas no son para viajeros tan educados como nosotros. Los viajeros frugales que tienen la esperanza de evitar patanes aéreos deben buscar vuelos con poca demanda y estar dispuestos a pagar un poco más por la de la clase economía-plus (que, por un precio ligeramente más alto, ofrece más espacio para las piernas).
Otra alternativa? Tomar venganza. Contraatacar. Saca tu teléfono inteligente y empieza  a grabar vídeos. Fotografiar payasadas puede no cambiar nada, pero imaginar la cara en el culpable ridiculizado puede ser dulce. Publica todo en Facebook, Instagram, Twitter, incluso en la CNN. "La vergüenza de los pasajeros" es lo que debes buscar. Puedes incluso comprar camisetas  que digan Official Shaming Photographer, que deberán advertir a otros cómo  comportarse cuando vuelan.


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