PorHéctor Pérez García
LA COMUNIDAD HOTELERA Y LAS AUTORIDADES LOCALES DEBERÍAN ENFRENTAR CON AUDACIA, VALENTÍA Y HUMILDAD, LA PRECARIA SITUACIÓN FINANCIERA DE NUESTRO INSTITUTO PROMOTOR DE TURISMO, SO PENA DE CONTINUAR EN LA MEDIOCRIDAD EN LA QUE SE ENCUENTRA EL CENTRO TURÍSTICO. HABRÁ QUE DECIDIR LO QUE MÁS LE CONVENGA AL FUTURO DE NUESTRA CIUDAD Y DEJAR DE LADO JUICIOS DE VALOR PERSONALES.
Es una buena noticia conocer que por fin llegó al Congreso del Estado el tema del impuesto al hospedaje. Es algo impostergable que debió haberse discutido con oportunidad pues nos estamos quedando atrás de otros centros turísticos que son competencia de Puerto Vallarta. Con todo respeto para las voces disidentes que en su mayoría son desconocedores de la hotelería y su incidencia en el turismo.
El incremento del 2.0% al 3.0% en el impuesto al hospedaje no incidiría en la afluencia turística, como no lo ha hecho en Quintana Roo donde se aplica desde el 1 de enero del presente año. Aún añadido al impuesto del IVA estaríamos debajo de muchos otros destinos turísticos en cuanto al impuesto que se agrega a los precios y tarifas turísticas.
Para aquellos que creen que si se aumentan los precios y tarifas se alejará el turismo, deberían considerar que el concepto de calidad dura más en la memoria del individuo, que el precio que se paga por ella. El problema no es el precio: lo es la relación precio-calidad, pues nada es barato ni caro, en este caso es el valor del servicio y la calidad la que cuenta. En la historia de la hotelería bajar las tarifas jamás ha dado resultados positivos; ni antes ni ahora. Las tarifas las bajan los hoteleros obligados por los operadores mayoristas o por la competencia desleal. Si bajar las tarifas y reducir los precios fuera la solución Puerto Vallarta tendría mayores niveles de ocupación, pues jamás como ahora las tarifas han sido castigadas. Lo único que se gana al bajar precios por debajo de su valor real, es cambiar el perfil del turista pues se hace más accesible a otros segmentos socio-económicos. Y no debemos olvidar que no hay nada más discriminatorio que el turismo; ahí donde van los pobres, los ricos se alejan. Eso es lo que le ha pasado a Puerto Vallarta: Naturaleza humana que es absurdo ignorar.
Las ventajas de incrementar el impuesto actual en un 50.0% significaría un incremento potencial de un millón y medio de dólares a los promedios de ocupación actuales. Si escasamente se recabarían tres millones de dólares durante el año 2010, se podría aspirar a recabar 4. 5 millones para el 2011. Así de sencillo.
La cuestión es decidir sobre si queremos caer en un círculo vicioso o uno virtuoso. A menores recursos para promover, menos turismo que atraer. A mayores recursos más promoción y mejor turismo.
El problema real para Puerto Vallarta no está en el incremento del impuesto al hospedaje. Está en la falta de recursos y en el fideicomiso de turismo cuya estructura caduca ya no funciona,
Otros aspectos que deberían de deslindarse es la duplicidad en las actividades de la OCV que efectúa gastos en busca de los mismos objetivos que el fideicomiso, así como una efectiva función de auditoría para asegurarse que los señores hoteleros entreguen en tiempo y forma lo que recaudan por ese concepto. Habría que notar que al visitante, una vez en la ciudad, ningún organismo lo cuida. Esa es la labor de muchas OCV en el mundo. Sería más redituable que los visitantes regresaran, a buscar traer nuevos cada año.
El concepto del “Todo incluido” con el que ya opera casi el 100.0% de los hoteles de la ciudad, se presta a la simulación ya que la tarifa a la que vende sus habitaciones en paquete la distribuye a discreción entre rentas y consumos de alimentos y bebidas. El nuevo impuesto debería basarse en el costo del paquete y no solo en la tarifa de cuarto que el hotelero determine.
En Cancún y la Riviera Maya han encontrado desde hace mucho la respuesta tanto a la simulación como a la aplicación de los ingresos que el fideicomiso recibe por el impuesto al hospedaje. Inclusive una proporción de lo recaudado va a infraestructura turística del municipio con lo que se alivia un poco las carencias perenes de los ayuntamientos.
Las comparaciones son odiosas pero a veces son necesarias para ilustrar las propuestas. Con casi 30,000 cuartos hoteleros Cancún espera recaudar este año doce millones de dólares. Otro tanto la Riviera Maya, con lo cual tendrán los recursos para continuar siendo el principal destino turístico de México y el Caribe. Ellos han roto el paradigma: a mayores recursos mayor calidad y flujo de visitantes.
Tres cosas se requieren para el éxito en las ventas: un excelente producto, un gran mercado y el mejor vendedor del mundo. El producto; nuestro centro turístico, al parecer está en vías de mejorarse después de las tundas que le pusieron las pasadas administraciones públicas.
En conclusión se requiere: un nuevo contrato de fideicomiso que contemple la participación de una mayor representación comunitaria; ciudadanos capaces y experimentados, que participen temporalmente.
ASÍ DE SENCILLO.
MEMORANDUM
Recibo noticias del Caribe donde me dicen que la ocupación acumulada de la República Dominicana ha sido hasta el mes de octubre, de 66.5% con un incremento en visitantes de Norteamérica del 6.54%. Los mexicanos, en medio de la crisis, han aumentado su presencia en esa isla del Caribe en 13.94%. ¿Mercadotecnia turística?
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