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Categoría: Alrededor del turismo
¿Recorridos de panteones? Nunca oí hablar de tal cosa, pero ahora me entero de que son muy de moda. No debería sorprenderme. El Taj Mahal es una tumba, al igual que las pirámides de Egipto. En la Ciudad de México, el Monumento a la Independencia contiene los huesos de varios héroes de la Patria.
Los cementerios resultan que pueden ser más vivos de lo que  puedes sospechar. Forest Lawn en Los Ángeles afirma que contiene más estrellas de Hollywood de las que hay en la cafetería de la MGM. El problema es que todos ellos murieron hace tanto tiempo que tendrías  que ser bastante mayor para reconocer sus nombres. El Papa Juan Pablo II visitó a estas tumbas, a pesar de que nunca llego a Graceland en Memphis. ¿Graceland? ¿Elvis Presley? Oh. ¿Pero qué pasa con Lady Gaga? ¿Britney Spears? ¿Gloria Trevi? Es posible que tengas que esperar un tiempo para ellos. Algunos incluso afirman que las celebridades de hoy son inmortales.
Mezclándose  con los muertos es la razón principal para visitar la Abadía de Westminster en Londres. Lo que me sorprendió es cómo muchos de los más famosos no están allí. Winston Churchill es honrado con una placa, pero sus restos yacen en el panteón familiar en Bladon, un pueblo no muy lejos de Oxford. La Reina Victoria descansa en Frogmore, cerca del castillo de Windsor. Frogmore (que quiere decir “más ranas”) es allí donde te encuentras a Enrique VIII y Carlos I, quien fue decapitado. Antes de enterrarlo, la cabeza del Rey Carlos fue cosida de nuevo a su cuerpo. El cadáver de Richard III, uno de los monarcas más notorios de Inglaterra, fue hasta hace poco descubierto abajo un estacionamiento en el centro de Inglaterra. Él murió en batalla contra el padre de Enrique VIII y ahora hay un debate sobre el lugar donde su tumba definitiva debe ser.
Recorridos a cementerios son especialmente du jour en Nueva Orleans, donde la diversión en el barrio francés realmente no comienza hasta muy después del anochecer. Visitas nocturnas son la manera predilecta de visitar las tumbas en Nueva Orleans, famosas por el vudú y los vampiros. Verás más, sin embargo, de día. En Nueva Orleans las tumbas están arriba de la tierra. La ciudad se localiza bajo el nivel del mar y el agua se encuentra a sólo centímetros debajo de la superficie. El jazz nació en los panteones de Nueva Orleans. Más de un siglo atrás, cuando un negro murió, la familia contrató a músicos para acompañar el féretro al cementerio. Las melodías  que tocaran fueron adecuadamente tristes y lúgubres, pero una vez que la tumba fue sellada, tocaban música jubilosa,  todo el mundo alegre porque el alma ya estaba en el cielo... o, al menos, fuera de Nueva Orleans.
No es que necesites viajar al extranjero para hacer un recorrido por un cementerio. Guadalajara tiene su Panteón de Belen que ahora es un museo. Entre otras curiosidades, tiene un árbol que dicen ha crecido de una estaca clavada en el corazón de un vampiro. Guías relatan cómo hace casi dos siglos unos buenos ciudadanos de Guadalajara decidieron que uno de sus vecinos era un cadáver andante que chupaba la sangre de los animales y algunos infantes. Esos buenos ciudadanos lo agarran y, por supuesto, clavan una estaca en su corazón. Así se les dicen a  los turistas. Y si el árbol que crece de lo que se dice que ha sido la estaca, se raya, rezuma lo que se dice que es sangre. Cuando has oído eso en la noche, es difícil decir qué es esa cosa pegajosa en tus dedos.
Belén, situado enfrente de un hospital, rezuma historias. Los guías mostrarán un árbol desde el cual un suicida se ahorcó y un ataúd de piedra que contiene los restos de un niño con miedo a la oscuridad y que descansa encima de su tumba. En Belén, te pueden incluso ofrecer fotografías de fantasmas que flotan sobre los mausoleos.
La Ciudad de México es poco en comparación con Guadalajara en materia de cementerios (y mucho más de acuerdo con Tapatíos que he conocido). El Panteón de Dolores, naturalmente, es grande, con una población de más de un millón de almas muertas. Allí está la Rotonda de los hombres Ilustres, pocos de los cuales muchos de nosotros hemos oído hablar. Entre las tumbas más memorables son las de David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco y Diego Rivera, cada uno un artista, como se ve en sus lapidas, incluso hasta después del final.